lunes, 29 de junio de 2015


Me llamo Idalia y cuando me ocurrió lo que les voy a contar tenía apenas 17 años. Vivía en la populosa colonia "La Presita" y acababa de terminar primer año de bachillerato en el Instituto Nacional de San Miguel.
No recuerdo con exactitud qué fecha fue, pero era la mañana de un día de noviembre de 1988, año durante el cual todo me había salido muy bien. Pero ése día quizás me levanté con el pie izquierdo. La cólera y la indignación invadió mis pensamientos cuando mi maestra guía me dio la libreta. ¿Cómo era posible que hubiera dejado la asignatura de Letras I, si en los dos primeros trimestres la aprobé y con buenas notas? Aparte de que es una de las asignaturas menos dificultosas del año. ¡Tenía que hablar con la maestra y ponerla en su lugar! Ese era un asunto que debía arreglar ese mismo día, sin demora, antes que se enfriara el asunto.
Averigüé la dirección de la Sra. de Garay (mi maestra de Letras) con una compañera que creo es vecina suya todavía y me dirigí hacia allá. Eran las ocho y media de la mañana.
No fue difícil dar con la dirección. Al ver la casa me dio la impresión de tener un no sé qué que le daba un toque diferente. Toqué a la puerta con suavidad. Nadie respondió. Por un momento pensé que quizá nadie se encontraba en la casa. Así que intenté de nuevo, ahora con más fuerza y escuché la inconfundible voz de mi maestra, quien contestó desde dentro.

- ¡Ya voy, un momentito, por favor!
Tuve que esperar muy poco tiempo. Mi maestra abrió la puerta y, al verme frente a frente con ella, el corazón me golpeó los pulmones con violencia, no sé por qué.
Dinora salió a recibirme con una especie de "disfraz de ama de casa" y un trapeador en la mano. ¡Se veía tan distinta, en sandalias y sin los vestidos formales con los que asistía a dar clases! Llevaba puesta una delgada blusa blanca de botones, desmangada a filo de tijeras y amarrada justo por debajo donde termina su busto y un mínimo, viejo y desteñido pantaloncito de gruesa lona color azul. Era obvio que se encontraba haciendo limpieza en casa, pues casi toda la poquedad de su ropa estaba mojada. En esa forma llamaban mucho la atención sus senos que se adherían a la humedad de la tela que apenas los disimulaba bajo su desvergonzada delgadez, su vientre embellecido por la suave depresión de su ombligo y los troncos hermosos de sus muslos. Llevaba el cabello recogido en una cola, pero aún así, tan estrafalaria como andaba, se veía tan atractiva y sensual como siempre.

- Buenos días, señora- dije. - Buenos días, pasa adelante y siéntate -me dijo-. Sólo termino de hacer la limpieza y te atiendo.
Entré y me senté en el sofá que me ofreció. Ella cerró tras de mí la puerta que daba a la calle. No sé por qué un
escalofrío recorrió toda mi espalda al escuchar el portazo, como una presentimiento de lo que estaba a punto de suceder. A medida que ella dirigía sus pasos hacia dentro de la casa a terminar sus quehaceres, me fue imposible evitar que mi mirada siguiera el balanceo de sus magníficas nalgas al caminar, oprimidas bajo la pequeña prenda de lona, como tampoco pude evitar el fijarme en la forma de sus muslos rollizos y bien formados. "¡Dios mío!, ¡Qué trasero que tiene esta vieja!", dije para mí. Pero una emoción muy íntima me hizo reaccionar. Fue como si de repente sintiera un hormigueo en las manos por deslizarlas sobre los contornos de aquellas carnes morenas, sólo por el gusto de comprobar su firmeza. "¡Idalia!, ¿Qué te pasa?" -me recriminé en voz baja.
Regresó casi a los cinco minutos.

- ¿Quieres algo de tomar?, ¿una gaseosa? -dijo al pasar por la cocina. - No, señora, muchas gracias -le respondí.
Ella se sirvió refresco y regresó a la sala. Se sentó a mi lado, muy cerca y fue directo al grano:
- Díme, ¿qué se te ofrece, Idalia? - Bueno, yo vengo a pedirle un favor... - Tú dirás -enfatizó. - Me aparece reprobada su materia y quisiera saber si se puede hacer algo... no sé, cualquier cosa... -estaba demasiado nerviosa. - Veamos, dame tu libreta -me dijo, tomándola de mis manos en forma despreocupada. - Ah, reprobaste el tercer trimestre, y la Ley de Educación Media dice que, quien lo deja tiene que someterse al examen de reposición.
Eso era precisamente lo que yo no quería: hacer un examen de reposición. Seguí insistiendo:
- Pero usted me puede ayudar, ¿verdad? Con sólo decirle a la secretaria que se equivocó al pasar las notas, ella podría corregirlo y pasarme la materia. - En algunos casos se puede, pero antes de que se entreguen las libretas... a estas alturas es imposible hacerlo. - ¿Por qué? - Porque las notas ya están promediadas y revisadas por el director. Ya no se pueden dar pasos hacia atrás.

El resto de la conversación se fue en este "tira y encoge".
- Por favor, señora. Yo sé que se puede. ¡Ayúdeme! - Lo siento, Idalia. Es un proceso que lleva mucho tiempo y estoy muy ocupada. - Entonces, ¿no puede ayudarme? - No.
La respuesta me sonó tan tajante que la impotencia arrasó la esperanza que hasta ese momento había conservado.
Temblándome todo el cuerpo por la desesperación, me puse de pie en un acto involuntario por querer salir corriendo de aquella casa, pero mis piernas no me respondieron y sólo pude llevarme las manos al rostro porque me puse a llorar como... ¡una niña!
Por reflejo, casi maternal, se puso en pie también, me atrajo hacia sí y me abrazó contra su pecho con mucha ternura. Mi cuerpo se estremeció en lo más profundo al contacto íntimo, con aquel cuerpo tibio y vigoroso. Como ella era bastante más alta que yo, podía sentir el aroma tan rico que emanaba de sus senos y cómo sus pezones
punzaban deliciosamente la parte superior de mi busto, y ello comenzó a despertar en mí una emoción por completo diferente a las que jamás había experimentado con mujer alguna.. Continuaba sollozando mientras ella acariciaba mis cabellos en un vano intento de consolarme.
No recuerdo cuánto tiempo me tuvo abrazada. Poco a poco mis sollozos se fueron apagando y, cuando por fin se separó un poco de mí, me miró fíjamente a los ojos, como queriendo decirme algo. De pronto me dí cuenta de que su rostro iba acercándose al mío... ¡Iba a besarme! Yo iba a rechazarla de una forma enérgica para hacerle entender que
no estaba dispuesta a seguir con aquella situación. Pero sus brazos vigorosos aferraron con firmeza mi cintura y volví a sentir sobre mi pecho el piquete de sus pezones endurecidos y sus pechos que se aplastaron sobre los míos y, por no dejar de sentirlos, no me retiré. Sus labios se juntaron con los míos, su lengua se internó en mi boca sondeando todo su interior.
Luego sus labios deambularon por mi cuello, mis mejillas y mis orejas. Al fin se quedó quieta y me miró a los ojos de nuevo. No era necesario que hablara, yo comprendía que ella me ayudaría con mi asignatura aunque no me le entregara. Pero me sentía aturdida. Era verdad que también yo deseaba probar aquel cuerpo de mujer madura, de mujer casada, profesional de la docencia, ama de casa y madre de familia. Desde el principio del año, mi maestra me atrajo sexualmente, mas nunca quise reconocerlo.

Esta vez sus manos ansiosas habían alzado mi falda y acariciaban con frenesí mis nalgas por encima de mi ropa
interior. Un escalofrío tensaba todos mis músculos. Trató de desabotonar mi blusa con mucha premura. Yo detuve sus manos para preguntarle:
- ¿No hay nadie más en la casa señora...? - No te preocupes, estamos solas. Mi esposo va a volver hasta las cuatro de la tarde -hizo una breve pausa y dijo-, y no me digas "señora", dime Dinora y no me trates de "usted"...
Miré el reloj de pared, eran las nueve y media. Sí, teníamos tiempo de sobra.
- Está bien, señora. - Dinora -repuso. - Perdón. Dinora -me corregí. - Vamos -dijo casi como un ruego- desnúdate. - ¿Toda? -pregunté con un asombro casi pueril. - ¡Toda! -exigió.
Lerda y con bastante torpeza fui liberando uno a uno los botones de mi blusa de uniforme y la coloqué con delicadeza en el sillón que estaba a mi derecha. Luego solté mi sostén. En esos instantes me sentía cautivada contemplando mis pechos que, a pesar de ser pequeños, los veía inflamados y tensos. Ella se impacientó y desabrochó mi falda, que fue a dar al suelo dejando descubiertas mis piernas coronadas por una preciosa tanga negra de seda y encaje que rápidamente tuvo el mismo destino.

Entonces se sentó en el sofá, me jaló hacia ella y, para no perder el equilibrio, tuve que posar mis rodillas sobre el sillón y los antebrazos sobre sus hombros. Comenzó a chupar mis pezones y a lamer mis pechos y mi vientre con desesperación. Yo me estremecía cada vez más mientras sus manos recorrían mi cuerpo desnudo, mi espalda, mis pechos, mis nalgas, mis muslos.
Introdujo el dedo más grande de su mano derecha en mi boca y me dijo que lo empapara en saliva. Lo hice, sin sabe
r la intención de aquello hasta que sentí que algo romo y húmedo punzó mi ano tratando de introducirse en él. Debido a la lubricación, la falange entró completa con poca dificultad en mi recto, lo que me produjo un delicioso dolor, haciéndome arquear la espalda hacia atrás. Pasada la sensación dolorosa, lo que vino fue un placer que no puedo explicar con palabras. Y para rematarme, empezó a mover el dedo, hurgando profundamente. Aquello me produjo una excitación tremenda. Cuando al fin sacó su dedo sentí un gran alivio y, a la vez, unas inmensas ganas de sentirlo otra vez dentro de mí.
En este punto, se despojó de lo único que simbólicamente nos separaba ya: su ropa. Deshizo el nudo de su blusa y la lanzó tras el sofá. Al hacer esto, sus pechos morenos coronados por dos oscuros pezones rabiosamente erguidos, quedaron liberados de la tensión a la que estaban sometidos y se sacudieron con un excitante temblor. Luego, en un solo movimiento, se quitó el hot-jeas y la tanga roja.

Dinora era una mujer de 31 años, de estatura mediana, bonita y con un cuerpo muy bien formado. Sin ropas, se veía un poco más "rellena" de lo que era en realidad; sus hombros parecían más anchos, sus muslos más redondos y por lo tanto más apetecibles, pero sobre todo me llamaban la atención sus pechos, morenos, voluminosos, y tan cerca de mis manos que podía acariciarlos con sólo alzarlas. Ella era mucho más corpulenta que yo, la diferencia entre nosotras era muy evidente e imaginé que yo llevaba mucha desventaja en aquella carnicería sensual que estábamos a punto librar.
Me acostó con delicadez
a en el sofá y su boca atrapó la mía con más lujuria, bajando por mi cuerpo besando mi cuello, mis pechos, mi vientre, la cara interna de mis muslos... hasta que llegó a mi sexo, bañado en las secreciones que ella misma me había provocado con sus caricias y sus manoseos. Su boca se apoderó de él con una sabrosa succión. Explorada por su lengua, mi vagina se contraía de una forma deliciosa, haciéndome gemir una y otra vez. Luego fue introduciendo un dedo en ella y volví a estremecerme con gran placer.
- ¡Uhm! -dijo- estás bien estrecha. Vas a gozar mucho de esto. - ¡Sí, sí! -alcancé a balbucear. - Ahora estoy metiéndote otro dedo, ¿lo sientes? - ¡Ajá!
De verdad, el dedo índice y medio de su mano derecha había invadido mi cavidad vaginal. Era delicioso.
- Bien, ahora voy a introducirte otros dos dedos...

Esta vez, mi vagina se ensanchó al máximo cuando las falanges se deslizaron dentro de mí. La sensación se hizo exagerada cuando mi umbral íntimo fue traspasado y sentí un intenso dolor entremezclado con un extraño y enorme placer.
- ¿Qué sientes? -preguntaba, al tiempo que revolvía los dedos una y otra vez dentro de mi sexo. - Rico, rico....-gemía yo.
Entonces empapó sus dedos con saliva y, con ellos, jugó con mi clítoris por largo rato. Otro dedo había irrumpido en mi ano de nuevo. El placer se me subía al cerebro en oleadas cada vez más frecuentes y contínuas. Ella se dio cuenta de esto y volvió a chuparme el sexo para que yo alcanzara el orgasmo por medio de su boca y su lengua. Hasta que un escalofrío sorprendente recorrió como un relámpago mi espalda. Me estiré al máximo con una sacudida violenta y lancé un gemido largo y encantador. Usando sólo las manos y la boca, me había provocado un orgasmo
incomparable e infinito. Uno de los más maravillosos de mi vida.
Pasados unos minutos, cuando las fuerzas empezaron a regresar a mis músculos, sentí algo así como la necesidad de besar todo su cuerpo, de penetrarla como fuera y por donde pudiera, en fin, de hacerla mía. No sé cómo pude, pero logré voltear aquellas ciento cuarenta libras de hembra formidable y dejarla debajo de mí. Bajé hasta sus senos, de los cuales se posesionó mi boca hambrienta. Me excitaba mucho que gimiera en voz alta cuando lamía sus contornos o mordía sus pezones.
Fui bajando poco a poco hasta que llegué a su región inguinal. Ella abrió las piernas casi a ciento ochenta grados para mostrarme su vulva abierta, abultada y mojada. Quedé como extasiada por un momento al observar la gran
cavidad que tenía en medio de las piernas. ¡Qué lujuria sentí al ver su enorme torta tan cerca de mi cara! No pude reprimir el impulso y literalmente sumergí mi rostro en la enorme rajadura. Quiso revolver su cuerpo pletórico, pero yo la sujeté con fuerza por los muslos. Yo quería con desesperación que mi lengua penetrara hasta lo más hondo de su vagina, lamiendo las paredes, húmedas y oscilantes. Busqué su clítoris, lamiéndolo y chupándolo cuanto quise. Esto la hacía erizarse como una loca. Es increíble que una chica tan pequeña y frágil como yo estuviera dominando sexualmente a aquel poderoso conjunto de curvas que me aventajaba por mucho en años, peso y experiencia.
- ¡Espera, mi amor, vamos a cambar de posición -me dijo, después de unos minutos. Y se volteó de espaldas a mi, las rodillas en el sofá y los antebrazos en el respaldo de éste, las piernas abiertas en un ángulo recto, mostrándome sus nalgas morenas-. Vamos, amor... ¡Bésame el culo! -me pidió.

Sin pensarlo mucho, metí mi boca en medio de sus nalgotas inmensas en busca del hoyito y lo empecé a lamer por todo su contorno. Pronto me dí cuenta de que sus dos orificios perineales estaban bajo control de mis manos. Mojé un dedo con saliva y lo fui introduciendo en su culo; se estremeció un poco pero no como yo esperaba. Gemía con encanto y sensualidad, eso sí, pero no era suficiente para mí. Empapé los dedos índice y medio de ambas manos y fui metiéndolos uno a uno. Pronto las cuatro falanges desaparecieron dentro de su conducto anal; ella se revolvía cada vez que su ano se ensanchaba más y más. Ya no era el diminuto agujerito de momentos antes, sino un inmenso agujero tensado por la fuerza que ejercían mis dedos sobre sus paredes.
Ahora sí se estremecía como yo quería.

- ¡Aaahhhyyy! -gritaba- ¡Qué rico!, ¡así, así! No pares, no pares...
Mientras mis dedos seguían atenazados por su ano, mi boca continuaba aprisionando su vulva. De pronto comenzó a revolverse como no lo había hecho hasta entonces y a gemir con tanto escándalo que debieron enterarse todos los vecinos de la cuadra. Su vagina empezó a contraerse con más rapidez y a manar con cierta abundancia un líquido que, por el éxtasis del momento, me supo a miel. Me dí cuenta que le había ocasionado uno de los orgasmos más fabulosos que aquella hembra formidable y experta había conseguido.

Cuando saqué los dedos de su trasero, se desplomó boca abajo sobre el sofá y yo me recosté amorosamente sobre su espalda ancha y desnuda. Yo podía sentir que aquel cuerpo sudoroso, aquella mujer de carnes espléndidas y curvas pletóricas que estaba debajo de mí, me pertenecía por completo.
Luego de un rato, recordó algo y preguntó de repente: - ¿Qué hora es? - Las diez y cinco -dije, viendo mi reloj de muñeca. - Tengo que bañarme para ir a traer la niña al colegio. - Está bien, yo ya me voy -dije.
Pasé Letras I con notas excelentes ese año.
A partir de ese día, Dinora me llamaba siempre que se encontraba sola, y yo no falté ni una sola vez. Fui su amante por mucho tiempo sin que su esposo sospechara siquiera. Después me casé y nunca más volvimos a estar juntas. Fue un rompimiento (si se puede llamar así) por la buena, sin palabras y sin despedidas.
Hace poco la ví, después de tantos años. Su piel sigue firme como cuando fue mi mujer por primera vez y su cuerpo es tan poderoso y macizo como entonces. Pude ver que sus ojos aún conservan el ardor y el deseo de esos días. Iba acompañada de su hija, que ahora debe tener unos 16 años. A pesar de ser la primera vez que veía a esa chiquilla, y que además lo hice de muy lejos, pude percibir que ha heredado de su madre la fogosidad y la ardentía, incluso la forma de sus curvas y el ritmo de aquel caminar que me volvió loca por mucho tiempo, pero a leguas se nota que le falta la experiencia que su madre le sobra. Es más, creo que aún es virgen.
Y sin embargo me sucedió algo curioso: sentí el mismo deseo que sentía por su madre, el deseo de hacer el amor con esa muchachita, de escuchar sus primeros gemidos de mujer, de estrenar su cuerpo virginal, de sentir que aún puedo satisfacer sexualmente a una mujer y que ésta pueda darme satisfacción también. Pero sobre todo saber qué se siente al hacer el amor con una niña principiante y ver cómo se comporta al estar en desventaja frente a otra, más experimentada; saber qué es lo que una siente al tener el control.
Quién sabe... Tal vez yo pueda enseñarle a esa chiquilla los deleites que un día su madre me enseñó a mí. Tal vez...




                                      

jueves, 25 de junio de 2015



Yo no sé ustedes, pero a mí me gusta que me digan cochinadas en la cama. Lo digo sin pudor ni vergüenza, porque encuentro que esto de tirar en completo silencio, es medio fomeque. O sea, no se trata de convertirse en un loro parlanchino (mucha conversación también mata las pasiones), pero  una palabra hot bien dicha, en el momento correcto, para mí por lo menos es altamente excitante.

Ahora, creo que para que esto resulte, y no se transforme en un bochorno, en un momento incómodo o en una situación ridícula, hay que hacerlo en el marco de la confianza. Porque no se trata de que en un touch and go con un gallo que no conoces, una vaya y le digas alguna frase de antología. Además, no es por ser cartuchona, pero una cosa es que mi pareja me diga alguna cosa subida de tono, y otra muy distinta es que un gueón que apenas conozco, me lo diga.

Debo confesar que también me gustan las palabras “motivacionales” del sexo. Por ejemplo un “dale, dale, así, eso, sigue”. Nice. Creo que es como un aliciente a que lo que una esté haciendo o la performance que una está teniendo, está de lo más bien.

A mí también me gusta expresar mis gustos y me gusta que el otro sepa bien que aquello que está haciendo, eso, justo ahí, está increíble.

Y me agrada la conversación hot en medio de, que me digan que soy rica, que lo caliento, que soy la más top de top en eso. Y qué importa si sea verdad o no, que sea la mejor cogida que ha tenido, si al final, el hecho que te lo digan, es lo que enciende motores y por supuesto sube el ego sexual hasta las nubes.

También la cosa media ruda me agrada. Las órdenes, onda “sácate esto o lo otro” , hace esto o lo otro… La ropa fuera de manera rápida y apasionada. Pero también la cosa romántica y suave. Supongo que cada momento es distinto.

 Yo por estos días me siento bastante bien en ese aspecto de mi vida, segura y muy feliz!

martes, 23 de junio de 2015






Esto sucedió cuando tenía 15 años. Siempre fui una niña muy caliente, no se porque, aunque las maestras en el colegio dijeran siempre que no era de nuestra edad, que nos cuidáramos de los chicos, etc. a mis tempranos quince años, todo en lo que yo podía pensar, era en acostarme con alguien. Soñaba muchas veces en mi clases de ingles, que el profesor me retenía después de clase para cogerme, podía imaginarme como me abría para meterme su ver.ga bien grande hasta lo mas profundo, era tanta mi afición a tener se.xo que incluso me le insinué a varios profesores con los que apenas llegué a tener algún encuentro furtivo, me tocaban pero parecía que ninguno se atrevía a metérmela. Nunca se me hubiera cruzado por la mente lo que después ocurriría.

Un día estaba viendo tele con mi papi, estábamos los dos solos. Desde pequeña he tenido la costumbre de sentarme en sus piernas para ver tele pues él siempre fue muy cariñoso conmigo. Ese día me senté con el, yo llevaba aun puesto mi uniforme que consistía en una falda amplia a cuadros y camisa blanca. Debo decir que ese día me sorprendí de que con solo estar encima de mi papi, estaba mojada y entonces empecé a excitarme una vez mas con la idea de tener se.xo. Pero, con papa? Sería posible? De repente sentí su bulto bastante grande lo que me indicaba que él también estaba emocionado. No lo podía creer, mi papa estaba emocionado con tenerme en sus piernas.

No sabía si estaba imaginando todo, así que decidí ponerlo a prueba, hice como que me acomodaba para dormirme un poco y abrí las piernas de manera que quedé en medio de su pierna izquierda, traté de abrirlas lo mas normal para que pareciera que era sin querer que lo hacía. Me dio resultado, sentí que su mano se deslizaba como quien no quiere la cosa bajo mi falda y después sentí como empezó a acariciar mi conchita por encima de mi panty. Me traicioné porque me moví un poco, entonces el sacó la mano y ya no hizo nada. Pero estaba feliz, ahora sabía que solo era cuestión de tiempo antes de que lo sintiera entrar fuerte dentro de mí.

Esperé mucho para estar a solas con el otra vez, por lo general siempre estaba mama con nosotros. Llegó un momento en que no soportaba a mi mamá por estar siempre ahí. Pero mi oportunidad llegaría pronto, porque mi abuelita se enfermó, y mi mami tuvo que viajar al interior del país para atenderla. Yo estaba feliz, y decidí actuar ese mismo día. Pasé toda la tarde pensando como seducirlo, hasta que se me ocurrió volver a ponerlo a prueba. No me quité el uniforme pero si el panty, me acerqué a la sala de TV, él estaba viendo un partido y le dije:

— ¿Qué ves papi?
— Un juego de football, quieres ver?
— Sí.
 Como de costumbre, me le senté con las piernas abiertas, él se agitó cuando me sintió sin nada, se río a medias y me dijo:

— ¿Qué haces?
— Nada, quiero ver tele contigo.
— ¿Solamente?
— Si, pero estoy cansada, puedo recostarme en ti.
— Claro
— Puedo tomar el control remoto?
— Si

Él tenía el control en la mano, cerca de su pierna, entonces se lo agarré, y el hizo como que lo retendría, en eso le jalé la mano para que cayera justo en mi falda. Ahí sabía que la quería tener, entonces le dije:

— ¿papi me haces mimos?

El captó mi idea, y solo me dijo:

— Sí, pero cierra tus ojitos para que sientas mejor.

Cerré mis ojos y sentí cuando me metió la mano debajo de mi falda. Como ya tenía las piernas abiertas no le costó, me metió primero un dedo, después dos y empezó a hacer círculos dentro de mi ra.jita. Yo sentía algo tan rico que pensé que no podría soportarlo, como que no podía respirar, empecé a gemir un poco y el aumentaba la presión, dolor-placer, así iba, apretándome, en un momento, no me pude contener y puse mi mano sobre su paquete.

— ¿Quieres tocarlo?
— Síiiiii
— Tócalo pues, te enseñaré como.

Así pasamos toda la tarde. Cuando terminamos, me dijo:

— Espérame hoy encueradita, te voy a meter algo que te va a gustar más.
Yo estaba emocionada, pero entonces me dio un poco de miedo. ¿Y si mama se enteraba? Aun así, hice lo que me dijo y al llegar la noche, me encueré y me metí debajo de las sábanas para esperarlo. Al rato de esperar, oí que la puerta se abrió. Venía solo con su pantalón, sin camisa, sin zapatos.

— Te voy a enseñar algo nuevo
— ¿Qué papi?
— Espera y lo sabrás.

Entonces me agarró las dos manos y me ató una a cada dosel de la cama, y me dijo:

— Quiero que abras las piernas lo mas que puedas

Así lo hice y me ató también las piernas. Después se quitó el pantalón y su ver.ga estaba enorme, inflamada y gorda. La puso en mi boca y yo la empecé a chupar. La primera vez se vino en mi boca, parecía muy complacido de ver los chorros que salían de mi boca, de su leche. Después me empezó a besar toda, me pellizcaba los pezones y mis te.tas se pusieron rígidas, mientras me besaba, metía sus dedos en mi co.ño cada vez mas fuerte, hasta que me empezó a doler.

— Papi, para por favor
— Espera, ya veras que te encantará zo.rrita

En eso sentí que me puso la punta de su ver.ga en la entrada de mi co.ñito y empezó a meterla, a mi me dolía mucho.

— Papi ya no, me duele, ya no
— Cállate, ya se te va pasar
— ¡Pero es que me duele!
— Grita todo lo que quieras nenita, pero seguiré.

Así siguió hasta que me la metió toda de un solo, yo grité, me dolió increíblemente. Luego vino el mete-saca, mete-saca, mete-saca, mete-saca, a cada empujón sentía que me partía en dos, pero poco a poco, empecé a gemir, lo cual lo excitó mas y siguió mas fuerte

— Ya ves pu.tita, sabia que te iba a gustar
— Ohh siiii! Mas, mas papi, mas fuerte

Mete-saca, mete-saca, fuerte y duro... no se cuanto tiempo paso, yo gemía, gritaba y parece que eso lo alentaba a seguir mas fuerte, cuando se vino en mí, me echó toda su leche en mi cuerpo, y después me puso su ver.ga en mi boca una vez mas para que la chupara. Así lo hice. Cuando terminó, me desató y me chupo un rato mi co.ño adolorido.

Después de eso, papi me visitaba en las noches, para nuestras largas horas de sexo, incluimos muchas cosas, juguetes, vibradores. Nunca más estuve insatisfecha y con papa seguimos teniendo se.xo hasta la fecha, hoy tengo 24 años. Mi mama regresó a los dos días de eso, y nunca sospechó que dos días antes, le abrí las piernas a mi papi para que me desvirgara.

miércoles, 17 de junio de 2015



Camino a Casa me pongo un poco cachonda y la verdad me gustaria hacerlo, le dije.

                                                                EN EL AUTO

Vamos en el auto. Tú tratas de mirar el camino, de mantenerte concentradito, al menos lo intentas.
Yo siento tus miradas, de tanto en tanto. 
Subo los pies al tablero, sé que me miras y justo vas a decirme que las baje, cuando ves que me estoy sacando las bragas. Pum! Un bulto se forma en tu entrepierna. Me sonrío y giro hacia ti, pongo mi pie derecho sobre tu bulto y te acaricio por encima del pantalón. Con dificultad mantienes la dirección del auto, me sonrió y me miras con cara de "esta me la pagas". Con una mano sostienes el volante y la otra va a parar al medio de mis piernas, la introduces en mí y la retiras, llevas las manos en mi pecho y siento que cada vez se te pone mas duro  En el semáforo voy hacia ti y te beso en la boca, mientras tú alcanzas, no sé cómo a tocar de nuevo mi almendra. Cambia el semáforo y seguimos camino, entramos al estacionamiento.


Aparcas el auto, apagas el motor y vienes por mí, me besas con rabia en medio de mis risas, me atraes hacia ti, me siento en caballito sobre ti, te abrazo y te beso.
Sentada sobre ti, en el auto, mientras nos besamos, tus manos van a mis nalgas, levantas mi falda, y comienzas a hacerme el oral mientras me metes mano desaforadamente. 
Sientes mi calor en tu bulto, llevo mis manos hacia tu bragueta, desato el pantalón y no sin dificultad, dejo salir a la bestia. Comienzo a chuparla un poco para que se lubrique bien, casi me atraganto porque era mu grande escupo en ella y  La entierras en mi humedad, mientras con movimientos acompasados logramos que entre y salga a un ritmo conveniente. 

Tus manos en mis nalgas, uno de tus dedos se introduce en mi agujero. Nuestros gemidos se escuchan por todo el garaje,  luego me pones de cuatro y me metes por el ano de una, comienzo a gritar de placer mientras me subes la falda un poco y acomodas mi hilo hacia el costado me dijo que se estaba viniendo y tapidamente me agache y la chupe mientras de repende exploto en toda mi boca y la tube que tragar para no ensuciar el auto. 

En un estallido que me llena de risas, tú me reclamas mi imprudencia y me dices de las consecuencias y yo te reparto mis besos por toda la cara. Consciente de que la tapicería casi se arruino si no lo tragabas toda,
te miro un poco cabreada, pero satisfecha, acomodo mi braga y vamos a tu casa.


                                                    siguiente historia :)

martes, 16 de junio de 2015



Todo empezó un sábado por la mañana Mi madre me mando a hacer un mandado a la casa de mi tía, cuando llegue ella estaba completamente sola y me dijo
 
    –hola sobrino ya me marco tu madre que vendrías por algo

    –si claro que si

    -espera en la sala mientras lo busco
 
    -si ok está bien.

 Pero que tia mas linda tenia estaba en chorcitos de gym y una remerita ajustada, sin esforsarse mucho uno ya podia verle todo la marca de sus pesones tiene un muy buen físico practica natación y va a correr todas las mañanas es de cabello negro obscuro ojos negros cara de angelita pero resulta lo contrario puesto que ella siempre le ha gustado presumir sus tetas que son bastante grandes y ni que se hable de su tremendo culote el cual es muy firme y rico.

 Bueno ese día me grito desde su habitación


–sobrino ven por esto que ya encontré…

cuando subí valla sorpresa que me lleve estaba en su cama semi-desnuda llevaba un hilo rojo y se habia puesto lenceria  y un sostén rojo que cubria esos enormes pechos,  tocándose la pierna lentamente me dijo ven a que tengo que darte algo que ya no eres un niño, no supe que decir pero si sabia que mi verga estaba como una piedra me dijo

–a tu amigito creo le gusto verme ven aquí me jalo y nos empezamos a besar mientras que le tocaba la tetas con una mano con la otra le quitaba su hilo y la empecé a masturbar ella solo gemía de placer en eso ella se baja y me quita el pantalón y el bóxer y me la saca y me empezó a chupar la verga bien rico yo solo veia esos enormes culos que tenia que me dejaban loco y ahi le tenia de rodillas chupandome con lenceria tragandose entera, ella me dijo

–la tienes más grande que tu tío en eso que la agarro ya con mas confianza la voltee la puse de cuatro bien abierta de piernas y se la comencé a meter por su rica vagina ella primero gritaba pero no se si de placer o porque le dolía estuvimos así por 10 minutos luego me pidio que se la meta por atras asi lo hice mientras ella gemia como una puta, me dejo acostado y se subio arriba mio, me pregunto si me estaba gustando le dije obviamente que si, lubrico un poco mi verga metiendose en la boca y asi comenzo a chuparmela de nuevo, luego se sento arriba de mi y se la metio por el ano, yo estaba super exitado mientras ella hacia movimientos super sexi  me dijo

–hay sobrino que rico si hay dame así más duro que me gusta tu verga esas palabras me inspiraron y le dije te are mi puta tía que estas bien rica mi tía solo gemía y daba gritos de placer y ya cuando me venía me dijo ya te vienes échamelos dentro del culo que quiero sentir tu lechita bien caliente en mi y fue tanta mi exitacion que me vine todo dentro de su culo, me encanto y a ella tambien le gusto luego se metio en la boca y trago todo lo que sobraba mientras del ano se le chorreaba todavia mas leche , me dijo que si no le contaba a nadie seguiriamos haciendolo siempre, y asi fue.. cada vez que me iba a su casa cuando nadie estaba mi la chupaba en el sillon hasta tragarsela toda la leche, eso le encantaba..

                                                            Siguiente historia :)




lunes, 15 de junio de 2015




    Esa noche de sabado decidi ir con unos amigos a una disco que quedaba en el centro, luego de hacer la previa entre wiskis y cigarros nos propusimos a entrar, sentados en la barra y le dije a mi amigo que esta noche me la llebaba a alguien. Entre risas y chismes la noche ya no estaba en pañales, y no habia tiempo que perder.

Le dije al oido que iba a dar una vuelta para ver que pasaba, siempre me gustaba la noche, pero debia reconocer que ya no tenia edad para una disco, prefiero ir en bares o pasarla bien  con amigos. Con mis 32 años no me pone comodo estos lugares cuando me hacercaba al baño entonces le vi, su cabello era hermoso y sus curvas ni que decir, era una modelo, cuando ella se fijo que la miraba y me devolvio una sonrisa, fui a pedir dos bebidas y me hacerque a ella que estaba bailando con unas amigas, ofreciendole el trago con la mejor cara basto para que sacara una sonrisa, comenzamos a hablar y lo mejor era que ella soreia mucho a mi lado, señal de que todo marchaba bien.


Le dije Bailamos? y comenzamos a movernos, me hagarro del cuello y yo le tome de la cintura, moviendo su cadera al ritmo sensual de la musica, en mis manos sentia el calor de su piel. Le aleje un poco y le agarre de las manos, dandole una vuelta se quedo de espaldas a mi, sentia como comenzaba a apretarme los pantalones, le di otra vuelta y mis manos casi agarrandole los pechos. Con esos bailes de noches de disco comenzamos a bailar bien juntitos, ella debio sentir como se me agrandaba bajo el pantalon ya que presionaba mas aun queriendo sentir el caliente baile.

Luego se alejo de mi dejando su boca a centimetros de la mia. Paramos de bailar, le mire y comenzamos a darnos unos besos desesperados. Se termino el mundo para nosotros, ella jugaba con su lengua dentro de mi boca y yo le perseguia con la mia, me apreto tan fuerte por ella que sentia toda mi calentura por su cintura mientrs yo sentia todo su enormes pechos.


- Vamos a salir de aca! le dije.

- Donde? me pregunto entre risas.

- Vamos a mi casa, vivo por aca! y le seque con mis manos la boca toda humeda de los besos.

Ahi fue que ella hagarro mis dedos con sus manos y comenzo a chuparme como queriendo secar mis dedos.




-No puedo dejar a mis amigas solas, hoy no puedo la verdad.

-Dejale, yo le digo a mi amigo que le lleve.

-Pero hoy se quedan en casa a dormir y no puedo trancar con ellas, el lunes que te parece si salimos?


Asi terminamos la noche entre besos y tragos, estaba decidido a llamarle ya que era super sexi y hermosa.

el lunes de mañana cuando decidi llamarle me llego un mensaje de ella preguntandome si nos ibamos a
ver.

-Venis a casa ?

-Claro que si hermosa!

- Me vas a venir a buscar?

-Decime donde estas y me voy!

-Te mando la direccion.


Me parecio raro que quisiera verme una mañana de lunes, yo preferiria de noche pero como decirle que no a esa chica, le dije una excusa a mi jefe y sali del trabajo, me fui primero a casa a ponerme una ropa mas comoda.

Mientras me bañaba pensaba en como seria verla de nuevo, me dejaba loco con solo pensarla.
Cuando por fin estaba donde me dijo, me quede un poco emocionado, ya eran las 12 del medio dia
ya le dije que modelo y color era mi auto, solo quedaba esperar, miraba hacia todos lados cuando evisto ese pelo reflejando mi vidrio con tanta velleza y con unas par de amigas, con unos cuadernos en la mano

- Justo llegaste, dijo; mientras habria la puerta

- si, me escape del trabajo para verte, mirando su uniforme sorprendido.

- jeje que chuli me dijo dandome un beso de bienvenida

- Estabas en la escuela? le dije todavia un poco sorprendido.

- No, ya estoy terminando mi colegio respondio.

- y porque no me dijiste? le pregunte tiernamente.

- bueno pero no importa me dijo.

mientras se aflojaba la corbata y desprendiendo el boton la camisa dejandome ver el escote de esas dos tetas enorme que tenia,

- vivis sola? le pregunte.

-Ojala pero no, con mis padres. ahora estan trabajando .

- Ahh jeje por eso me pediste para venir tan temprano?

-si. contesto riendose.

- Mira, mejor vamos a casa, es mejor que arriesgarme que vengas tus padres y me maten en tu casa .

- ok, contesto.

- Sara, Cuantos años tenes?

-Cumpli 18 la semana pasada. o sea ya soy mayor! jeje

- si, eso me alegra mucho conteste, dando una pequeña risa

- mira yo soy mucho mas madura que muchas de mi edad, me dijo acercandose y agarrandome suavemente las entre piernas

- ahh Si le dije dejandome llevar y tocandole lentamente la rodilla, hasta llegar a la gloria.


luego comenzo a desprenderme el pantalon y metio su mano dentro acariciandome mientras me besaba el cuello. Mi mano subiaan despacio la pollera corta que traia hasta sentir algo muy calido y comenze a tocarle y entre dedos meti uno bien despacio, mientras ella dio un gemido en mis oidos.

Sara comenzo a hacerme cuando mi pene salio del pantalon como un amanecer de lo duro que me dejo haciendome movimientos suave y circulares yo me quedaba como una roca mientras mis dedos salian y entraban de su panocha..

Cuando mi pene estubo lo mas grande que podia ella vio y se la metio toda en la boca, calmandome un poco el placer, mis dedos jugosos comenzaron hacer un recorrido hacia su ano, lubricando todo el camino y metiendola tada, yo no podia creer que ella me estubiese chupando asi como toda una profesional, mis manos acariciaban esa enorme cola que tenia, cada cuanto apretaba esa cola que me dejaba tan caliente, luego senti algo muy caliente que se venia, ella tambien sintio, ecupio por mi pene y dejo de hacermela cuando metio lo mas que pudo en su boca, yo sintiendo su garganta de repente toda esa leche que tenia se vino en toda su boca y a ella le gustaba todo,  Suavemente quito y mostrandome toda esa boca de leche me dijo que le encantaba y se  trago toda.

Cando por fin llegamos a casa la lleve en el baño y nos acariciamos todo fue cuando me dijo , quiero que me hagas por atras, yo quede en shock, ok le dije. 
Quedo de espaldas contra mí y comenzó a hacer los movimientos idénticos al baile que habíamos tenido en el boliche. Yo estaba nuevamente erecto y duro como una piedra. Sara tenía el cuerpo de una pendeja con la actitud de la más perra de las perras. Comencé a masturbarla mientras se desprendía los botones de la camisa y dejaba en libertad dos tetas monumentales. Nos movimos sin despegarnos hasta el respaldar de un sillón, donde se apoyó para gozar de mis manos en plenitud.
Se dio vuelta y se agacho para chuparmela otra vez , lubricando asi toda mi vergaa, se levanto la falda
y movio esa bombachita rosada que tenia, por dio dije, era un culo perfecto y blanco, moje un poco mi pene y le pincele por el culo cuando decidi meterle despacito y ahi ella comenzo a gemir como una puta y mejaba muy caliente, sus manos tocaban el lababo y la tenia asi de cuatro mientras le metia y sacaba, asi hasta dejar bien abirto ese ano, le daba muchas palmadas por la cola y se le quedo toda roja cada vez lo hacia con mas fuerza mientras ella gritaba de placer pidiendome mas y mas, era una mujer muy carnosa con unos pechos enormes y una cola ginante, me encantaba, la levante y la movi en la sila, ahi comenze a meterla por enfrente y ella seguia gimiendo con la voz de una jovencita, ahi senti mi verga muy dura y le dije que faltaba poco ella me dijo que le de lo mas fuerte posible que le encantaba, pare un poco y comenze a acariciarle el clitoris, luego la lleve en la cama y le segui comiendo mientras ella emitia gritos de dolor y goce, cuando le metia por atras ahi fue que mi exitacion fue tanta que me vine todo dentro de ella, fue tanta leche que comenzo a chorrear por su culo hasta las rodillas.

 Ella reía y suspiraba agitada. Esa siesta me di cuenta de que no había mucho para enseñarle a Sara y fue la primera de cientos de clases que tuvimos juntos.



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jueves, 11 de junio de 2015



Hola, soy natali 20 años, una vez iba por la calle de noche despues del trabajo con una amiga, fue un dia muy cansador cuando caminabamos por el centro nos paran un par de amigos y nos invitan a una pequeña fiesta en su casa cuando llegamos habia mucha gente mi amiga rapido se adapto yo me sente en el sofa para descansar un poco pero cuando abservava vi a un chico muy lindo que me miraba mucho, luego llego mi amigo y me dijo que tomara un trago asi me sentiria mejor primero rechase luego insitio y termine tomando todo, despues de un rato me sentia mareada y muy exitada no sabia que me pasaba cuando ya me di cuenta que habia algo en mi bebida, fue que le pregunte a mi amiga si no sentia lo mismo y me dijo que no, me fui arriba para acostarme y dormir un poco, luego de minutos llegan 2 amigos y cierran la puerta yo super borracha les digo que querian y ellos comenzaron a tocarme y quitarme el baquero que tenia, otro me comenzo a quitar la blusa y me decian que me relaje yo no podia hacer nada ya, y asi se quitaron la ropa y uno comenzo a meterme en la boca y le chupaba mientras el otro me ponia de cuatro y comenzo a meterme por atras gemia mucho ya que lo metio por mi cola y me dolia, pero no podia gritar tanto ya que mi boca estaba ocupada chupando el enorme pene de el, cuando ya me dejaron abierta comenzaron a comerme por todos lados, luego me dijeron que me ponga una ropa de colegiala con lenceria y que les bailara, yo lo hice fue cuando me agarraron con fuerza y me volvieron a biolar por el culo luego trajo un consolador grande y me metia por ahi, yo gritaba con fuerza y gemia mucho hasta que me agarraron por la cabeza y primero uno me metio el pene hasta el fondo de mi boca, lo manttubo hay hasta que derramo toda su leche y tube que tragarmela y el otro largo por todo mi pecho y me dejaron ahi en la cama semi desnuda con un consolador en el culo asi me quede mientras se iban, luego ya recuperaba mi consiencia y vi que otro amigo me grababa y de dije que tengo que hacer para que elimines ese video, me dijo que le chupara y asi lo hice le di una mamada tan rica que se vino por tada mi cara y mi pecho y luego elimino el video. a la mañana siguiente me dolia un monton la cabeza y mi amiga me dijo que me cogieron 4 en total toda la noche, fue lo peor ya que les conocia a todos, y asi mantube relaciones con mis 4 amigos casi en todas las fiestas

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